Hermanos en armas.
La hora de las policías comunitarias y las autodefensas
Desde hace muchos años he buscado comprender la complejidad de los procesos de autodefensa indígena. Seguí de cerca la experiencia de la policía comunitaria en Guerrero y la nueva guerra sucia que se vive en la entidad. La promulgación del Manifiesto de Ostula en 2009 me cimbró. Fue evidente que algo muy profundo y muy relevante estaba pasando entre los pueblos originarios, aunque tuviera poca repercusión en el mundo urbano. Cuando los chihuhuenses comenzaron a defender a sí mismos me resultó claro que nos encontrábamos ante un vuelco en la resistencia popular a la inseguridad pública. Me acerqué al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad con la esperanza de que nuestro camino al abismo lograra frenarse. El alzamiento de Tierra Caliente en Michoacán me intrigó profundamente. La irrupción de grupos de autodefensa en más de la tercera parte del país se convirtió en un hecho inusitado. En 2013 fue evidente que el país vivía una situación absolutamente inédita.
Luis Hernández Navarro