Con el puño en alto 2
Crónicas de los Movimientos Sindicales en México
¿Cuántas manos voluntarias no hubieran deseado estar junto a ti, impedir tu tragedia, sanar tus heridas, frenar aquella masa implacable que cayó sobre tus esperanzas?
Por la calle de tu vida de costurera se desató de repente la muerte y el desempleo. ¿Cuántos convoyes del metro no pasaron inútilmente por tu existencia, cuántas horas perdidas frente a tu máquina, con las vértebras torcidas y los ojos agotados, respirando el polvo de lienzos que cosían las horas monótonas de tu fastidio?
Los números 150 y 164 de San Antonio Abad, Fray Servando, Izazaga son todavía el domicilio de tu muerte.
Fuera de tu fábrica, convertida en prisión eterna, las horas se consumían rápidamente. Brazos fortalecidos por la tragedia horadaban con desesperación las piedras, el polvo y las varillas. Tu cuerpo quedó reducido a un mero indicio buscado con angustia.
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