Sin novedad en el frente
Erich Maria Remarque
Nos encontramos en la retaguardia, a nueve kilómetros del frente. Ayer nos relevaron. Ahora tenemos el estómago lleno de ejotes con carne de buey, estamos saciados y satisfechos.
Incluso sobró para esta noche y cada uno de nosotros llenó su lonchera para la cena. Además hay doble ración de salchicha y de pan. Esto va bien. Hacía mucho tiempo que no se había presentado un caso como éste; El Furriel, con su cara roja como jitomate, viene en persona a ofrecernos la comida. Llama con una seña a todos los que pasan y les sirve una buena porción.
Está desesperado pues no sabe cómo vaciar de rancho su olla. Tjaden y Müller encontraron un par de cubetas y pidieron que se les llenaran hasta el tope, para reserva. Tjaden lo hace por glotón, Müller por preocupación. Nadie puede explicarse dónde diablos mete Tjaden tanta comida. Él sigue, como siempre, más seco que un arenque prensado.
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